Pero esta mujer también ha demostrado ser una madre muy luchadora. Ha estado casada tres veces y de su segundo matrimonio, con el beisbolista de grandes ligas, Juan “Igor” González, nació su primera hija: Gabriela Marie. Fue la mayor felicidad de su matrimonio. Pero poco después esa felicidad fue truncada por una amarga sorpresa.
Los primeros síntomas los comenzamos a ver a los seis meses que teníaa de edad. Una fiebre intensa que a ella hay que llevarla al hospital y en el popo, pues tenía sangre", reveló.Y es que el pediatra de Gabriela le informó que la niña padecía de una rara condición, llamada el "Síndrome de Sebastián"."Ella hace la numero 44 en el mundo. Creo que en ese momento era el primer caso en Puerto Rico, y entonces me dice que no tiene cura hasta ahora ni tratamiento”, agregó.Esa mala noticia se la dio el doctor Luis Olmedo, de Puerto Rico, uno de los pocos que conoce los síntomas de esta enfermedad. "La situación con esos pacientes es que ellos tienen la tendencia a formar moretones o hematomas con facilidad", explicó el doctor Olmedo. Y los moretones de Gabriela eran difíciles de ignorar.
"Y ver que tu hija tiene moretones por todo el cuerpo y que la gente te mirase con unos ojos de madre que maltrataba. Empezaban a preguntarle: '¿Te caíste?', y yo les explicaba que se llama síndrome de Sebastián, y que tiene pocas plaquetas en su cuerpo". Le enfermedad de Gabriela devino en una sobreprotección inevitable de su parte."Yo ni le permitía a Gabriela jugar porque de cualquier cosita le salía un moretón y el doctor me decía: 'Olga, déjala jugar', y yo lo único que hacía era llorar cuando él me decía, y yo '¿la puedo dejar jugar doctor?'. Y él me decía que la dejara jugar, que la dejara que se monte en un columpio".Aunque ha aprendido a sobrellevar estas pruebas, siempre existe el riesgo de que Gabriela tenga una hemorragia profusa, por lo que tienen que estar preparados para hacerle una transfusión de sangre.Adicionalmente, desde que tiene un año y nueve meses, Gabriela ha sufrido cinco episodios de convulsiones. "Cuando un niño tiene muchas convulsiones mueren muchas células cerebrales, y a Gabriela comienzo yo a ver que no es la misma de antes y comienza a tener respuestas tardías. Obviamente, Gabriela no sabe ni leer, ni escribir, pero sabe las letras, y si tu se las dices, las escribe", apuntó.Un reto que fue doloroso aceptar, pero que como todos los demás, afirma Tañón, la han hecho más fuerte."Yo soy como 'fajona', como decimos en Puerto Rico, yo soy un gallo de pelea. Yo todos los días estoy agradecida, porque cada vez que yo veía sangrando a Gabriela yo le decía a papá Dios que me la diera un poquito más para conocerla, un poquito más y me la ha dejado nueve años".
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